miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un poco de historia

Historia de la Sobrasada

El orígen de la sobrasada se pierde durante la Historia Antigua en su época de máximo desarrollo y esplendor. En los territorios de Oriente Medio, surgió la necesidad de crear una fórmula para guardar los alimentos durante indeterminados períodos de tiempo, y probado el éxito de los métodos de salado, nace la técnica de embutir carne picada de animales en sus propias tripas.

Como en todos sus dominios, el mediterráneo bajo el Imperio Romano fue un excelente caldo de cultivo para experimentar nuevas técnicas de conservación de los alimentos y sobre todo un vehículo para la puesta en común de los métodos propios de la provincia romana. Es en este momento cuando estas técnicas llegaron a la isla.

Nace el nombre de la sobrasada

Como primer dato revelador, se sabe que durante la expansión del Renacimiento en la cuenca del mediterráneo, en concreto en Sicilia, se practicaba una técnica conocida como sopressa (que significa “prensado”, claro origen etimológico de nuestra denominación) aplicado a la carne para embutir. 

De aquí, con toda probabilidad, pasa a Valencia gracias al importante comercio marítimo de la época, punto de expansión del producto hacia las Islas Baleares, donde se adaptó rápidamente.

Es a partir del siglo XVI cuando las Islas desarrollan una importante tradición charcutera, con los primeros signos distintivos propios, y, en pocos años, la sobrasada se convierte en una de las formas de conserva alimentaria habitual en las despensas.

El arraigamiento de la sobrasada es definitivo ya en el siglo XVII y pasa de ser una simple forma de reserva de carne a apreciarse como un signo característico de una gastronomía exquisita y propia.

La sobrasada se vuelve roja

Podemos situar el siglo XVIII como el punto de inflexión de la sobrasada. A finales de esta centuria es cuando se da el cambio más importante en cuanto a la presentación del producto: la coloración roja. 

El pimentón, originario de América y traído a Europa en los primeros viajes continentales, se incorpora a la receta y le otorga el color rojo tan característico y distintivo. Y no sólo eso, de acuerdo con una sociedad ilustrada y que avanza tecnológicamente, se substituyen los instrumentos manuales para picar la carne por máquinas mucho más efectivas.


En el siglo XX los elaboradores incorporan nuevos equipos y tecnología al proceso de elaboración de la sobrasada para asegurar la calidad del producto, pero conservando las características y las presentaciones típicas de las sobrasadas tradicionalmente elaboradas en las matanzas familiares.

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Salut!

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